Bronquitis y asma: así impactan en nuestra vida laboral y cómo podemos prevenirlas

Si hablamos de salud laboral no hay que olvidarse de las enfermedades pulmonares. Ya sean crónicas o puntuales, conviene saber cómo se manifiestan y las diferentes formas de prevenirlas y tratarlas.

¿Qué ocasiona la bronquitis y el asma?

La bronquitis y el asma son dos enfermedades que afectan a las vías respiratorias, pero no de la misma manera. Aunque comparten algunos síntomas, es importante distinguir sus causas y características propias.

Causas de la bronquitis

La bronquitis es una inflamación de los bronquios, que son los conductos que transportan el aire hacia los pulmones. Esta afección puede ser aguda o crónica en función de su duración y origen. La primera suele aparecer por una infección viral que, por lo general, provocan los mismos virus que causan el resfriado o la gripe. En ocasiones, una infección bacteriana llega a agravar el cuadro.

Por otro lado, la bronquitis crónica se asocia a la exposición prolongada a agentes irritantes que inflaman las vías respiratorias, de entre los que destaca el tabaco como la causa más común. También influyen la contaminación ambiental, el polvo, los gases industriales y ciertos alérgenos.

En cuanto a sus síntomas, la tos persistente es uno de los más destacados. Esta puede ir asociada con mucosidad espesa, dificultad para respirar, sensación de opresión en el pecho y fatiga. Además, en la bronquitis aguda, estas señales suelen desaparecer en unas semanas, mientras que en la forma crónica se mantienen durante meses o años, con episodios recurrentes de empeoramiento.

Junto con lo anterior, procura no confundir la bronquitis con el asma. Esta última es una enfermedad inflamatoria crónica de origen alérgico o inmunológico. Debido a esto, las vías respiratorias reaccionan de forma exagerada ante determinados estímulos, lo que provoca una obstrucción reversible.

Causas del asma

El asma provoca una inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias que dificulta el paso del aire hacia los pulmones. Sus causas no se conocen con precisión, ya que intervienen factores genéticos, inmunológicos y ambientales. Estas determinan, en gran medida, la aparición de las crisis y la gravedad de los propios síntomas.

Los síntomas varían en intensidad y frecuencia, pero suelen incluir dificultad para respirar, silbidos al exhalar (sibilancias), opresión en el pecho y tos persistente. Los episodios, que se conocen como crisis asmáticas, son leves o graves y se revierten con medicación broncodilatadora.

¿Cómo prevenir su aparición?

A la hora de prevenir ambas en un entorno laboral, debes centrarte en diferentes aspectos:

• Evitar el tabaco y el humo ambiental. Ambos son los principales irritantes de las vías respiratorias. No solo afecta a los fumadores, sino también a quienes están cerca. Asimismo, conviene evitar que los trabajadores y trabajadoras con asma permanezcan en entornos en los que el humo esté presente por razones laborales. Así, evitarás que padezcan una crisis.
• Controlar los alérgenos. Mantener el lugar de trabajo libre de polvo, ácaros y moho ayuda a prevenir crisis asmáticas y episodios de bronquitis. Se recomienda ventilar cada día, limpiar con paños húmedos y usar fundas antiácaros.
• Proteger de los cambios bruscos de temperatura. El aire frío o seco puede irritar las vías respiratorias. Es aconsejable cubrir la boca y la nariz en invierno y evitar pasar de ambientes muy cálidos a fríos de forma repentina.
• Evitar la exposición a contaminantes y productos químicos. Los gases industriales, aerosoles o disolventes pueden dañar los bronquios. En entornos laborales, se deben usar mascarillas y sistemas de ventilación adecuados.
• Vacunarse contra la gripe y otras infecciones respiratorias. Las infecciones virales son una causa frecuente de bronquitis aguda y pueden agravar el asma, lo que se previene mediante vacunas.
• Consultar de manera regular al médico. Las revisiones médicas permiten detectar síntomas tempranos, ajustar tratamientos y evitar complicaciones a largo plazo.

Tratamientos específicos para la bronquitis y el asma

Los tratamientos para la bronquitis y el asma varían en función del tipo, gravedad y caso. Sin embargo, los objetivos en ambas dolencias son los mismos: aliviar los síntomas, reducir la inflamación de las vías respiratorias y mejorar la capacidad respiratoria.

Para una bronquitis aguda, se recomienda reposo, hidratación abundante y el uso de analgésicos o antipiréticos para aliviar el malestar y la fiebre. Los expectorantes o mucolíticos ayudan a eliminar las secreciones bronquiales para facilitar la respiración. Además, si se sospecha o existe una infección bacteriana, los antibióticos son esenciales.

En el caso de una bronquitis crónica, el enfoque se centra en reducir la exposición a irritantes. También se usan broncodilatadores y corticosteroides inhalados para disminuir la inflamación y mejoran el flujo de aire.

El tratamiento del asma tiene que ser más específico y continuo dada la naturaleza crónica de la enfermedad. Los broncodilatadores de acción rápida se emplean para controlar los ataques o crisis asmáticas, mientras que los corticosteroides inhalados son esenciales para mantener la inflamación bajo control a largo plazo.

En suma, mejorar la salud respiratoria de las personas trabajadoras que padecen asma o una bronquitis es posible. Procura adaptar el espacio de trabajo a sus necesidades, evita que el humo esté presente y mantén una buena limpieza para que no se acumule polvo o alérgenos.