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¿Cómo desconectar en vacaciones?

Escrito por Esther Enales

Directora de Gestión del Cliente de IMQ Prevención

¿Cómo desconectar en vacaciones?

¿Descanso? ¿Desconexión? Las vacaciones no son un periodo para trabajar menos o trabajar en un lugar distinto al del entorno laboral. Deben ser más bien un paréntesis en la actividad laboral habitual y deben tener, precisamente, un doble objetivo: ser un cambio y romper con una rutina. Las conexiones con el ámbito laboral en periodo de vacaciones o de descanso, incluso si se trata de momentos esporádicos, pueden conllevar el desarrollo de problemas de salud mental y física.

A veces, por la naturaleza del trabajo, es difícil desconectar del todo. Otras veces es la propia persona trabajadora la que no sabe ponerse un límite asertivo a sí misma, a sus compañeros o a sus superiores. En ocasiones, el responsable es nuestro ego, instalado en una desmesurada sensación de que somos imprescindibles y que tenemos que permanecer vigilantes ante cualquier imprevisto que suceda.

Desde la llegada de las nuevas tecnologías y métodos de comunicación digital, las vacaciones se convierten para muchos en un momento de contradicción. La sociedad, con los avances tecnológicos y las nuevas modalidades laborales, se ha acostumbrado a la idea de que con un solo ‘clic’, se encuentre uno donde se encuentre, puede acceder a su puesto de trabajo o solucionar sus tareas. En definitiva, sea por el motivo que sea, no conseguimos separar adecuadamente dos facetas importantes de nuestra vida: trabajo y ocio.

A continuación, te presentamos estas recomendaciones para poder darle el máximo sentido a las vacaciones que estás a punto de empezar o que ya has iniciado:

  • Delega y túrnate: Cuando ellos se vayan de vacaciones tú te quedarás al frente, pero ahora te toca a ti descansar.
  • Reformula tus competencias: si piensas que eres imprescindible para demasiadas cosas es que tienes la autoestima demasiado alta o quizá tu equipo no está funcionando como debería. A tu vuelta deberás tratar el reparto de funciones para conseguir un mayor rendimiento del equipo.
  • Deja los temas cerrados antes de irte: asegúrate de que no hay cabos sueltos relevantes durante tu ausencia o a tu regreso. Si hay algo importante que se quede sin resolver intenta que alguien se quede como responsable o deja bien claro cuándo volverás a estar disponible para encargarte de ello.
  • Avisa de tu ausencia: Los emails automáticos de ausencia por vacaciones son un buen método para dejar claro que no habrá una respuesta hasta que regreses.
  • Habla con tus compañeros: Pídeles que, a no ser algo de carácter muy urgente, no te llamen por teléfono ni te escriban por privado para comentarte cosas del trabajo o pedirte que resuelvas temas. Silencia las notificaciones del grupo del trabajo que tienes en tu móvil. No mires el email del trabajo: desconectar es desconectar. Es cuestión de desconectarse de todo tipo de notificaciones, incluidas redes sociales.
  • Prepara unas buenas vacaciones: Haz una lista de las cosas que te apetece hacer, aprovecha para hacer lo que te gusta, para cocinar, para comer más despacio, para quedar con aquellas personas a las que tienes más descuidadas o, simplemente, para no hacer nada.

El descanso emocional, tan importante como el físico

Hay situaciones en las que mantenemos en el tiempo un tono emocional muy alto. Esto provoca una fatiga o agotamiento emocional, que se origina en situaciones asociadas a los sentimientos y los afectos en las que hay sobreestimulación. Por ejemplo, la pérdida de un ser querido, un divorcio, el despido de un trabajo, un desengaño, el acoso o bullying, etc.

También están los casos en los que uno o varios estímulos no son tan intensos, pero sí son exigentes en alguna medida y se mantienen durante mucho tiempo. Por ejemplo, es lo que ocurre con cualquier estado de tristeza, ira, resentimiento, etc., que se prolonga sin encontrar una resolución. El resultado en estos casos es el agotamiento emocional y se experimenta, principalmente, como falta de energía y motivación, una sensación de fatiga que puede volvernos un tanto apáticos. 

El descanso emocional no es igual al descanso mental o físico. De lo que se trata en este caso es de reducir la intensidad de las emociones, incluso de aquellas que pueden tener una apariencia positiva. Dicho de otro modo, es necesario desconectar, hacer un paréntesis que permita amortiguar las sensaciones subjetivas. Las vías para lograrlo pueden ser las siguientes: 

  • Técnicas de relajación: se orientan, sobre todo, a relajar la mente. Sin embargo, al hacerlo también se estabilizan las emociones. Lo más recomendable es acudir a técnicas que no sean especialmente exigentes como pequeñas sesiones de respiración profunda o unas cuantas prácticas de taichi o ejercicios similares.
  • Determinadas actividades físicas: si lo que buscamos es descanso emocional, no todos los deportes o ejercicios pueden ayudarnos por igual. Lo más indicado es realizar prácticas como la natación, el ciclismo, el trote o caminar a paso rápido.
  • Nada mejor que la risa: Es importante buscar ocasiones y situaciones que  nos hagan reír. Una película cómica, conversaciones divertidas, algún espectáculo humorístico, etc. La risa provoca una descarga emocional que protege del agotamiento.
  • Dejarse querer: En condiciones de agotamiento emocional el afecto sincero es como un bálsamo. Abrazar y ser abrazados, besar, mimar y todo aquello que conforte ayuda a renovar la energía emocional. Muchas veces solo se trata de comunicarle a otros lo que sucede y permitir que ellos nos den su apoyo y su afecto. 

Lo más importante es que aprendamos a reconocer los estados de cansancio emocional y a identificar las actividades que ofrecen un descanso en ese ámbito. Se trata de encontrar espacios para dejar que fluyan sentimientos y emociones diferentes a las que se cargan día a día. Cualquier vía que garantice esto puede ser eficaz para lograr un descanso emocional que renueve y equilibre por dentro.

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