Astenia otoñal: esa sensación de cansancio y decaimiento
Escrito por Enrique Astaburuaga
Director médico de IMQ Prevención
La llegada del otoño afecta habitualmente a la salud. Los cambios en el clima acaban generando una mayor incidencia de ciertas enfermedades, pero también aparecen otras problemáticas. El caso de la astenia otoñal es uno de los más curiosos, aunque suela pasar desapercibida o no darle toda la importancia que merece.
¿Qué es la astenia otoñal?
Se trata de un fenómeno que se presenta de manera recurrente con la llegada del otoño y se caracteriza por una sensación general de decaimiento y falta de energía. No es una enfermedad en sí misma, sino un estado temporal que afecta a numerosas personas durante la transición estacional. Aunque el término pueda sonar técnico, su definición es sencilla: describe un descenso en el nivel de vitalidad y un aumento de la sensación de cansancio que coincide con los cambios propios de esta estación.
El fenómeno produce una amplia variedad de síntomas ligeros, pero perceptibles que reflejan cómo el cuerpo y la mente responden a la modificación del entorno. La astenia otoñal puede experimentarse como una disminución de la motivación para realizar actividades cotidianas, menor rendimiento en el trabajo o estudios, o como una sensación de pesadez generalizada. A diferencia de otros trastornos clínicos, se caracteriza por ser temporal y reversible, tanto que desaparece cuando el organismo se adapta a las condiciones de la nueva estación.
En la práctica, reconocer qué es la astenia otoñal te permite entender que estos episodios de fatiga y decaimiento forman parte de un patrón estacional natural. Al comprenderla, evitas malentendidos o interpretaciones alarmistas, como que se trata de una enfermedad grave o que es una excusa para no trabajar.
Efectos en las personas trabajadoras
Los síntomas que provoca la astenia otoñal son variados, aunque no llegan a ser graves. La sensación de cansancio o incluso la falta de apetito son muy comunes, pero hay más.
Cansancio
Es uno de los efectos más perceptibles de la astenia otoñal y se manifiesta como una sensación de fatiga constante que no siempre se alivia con el descanso habitual. Las personas que lo experimentan suelen notar que su nivel de energía disminuye de forma progresiva a lo largo del día, lo que dificulta la realización de tareas cotidianas y reduce la capacidad de concentración. Este cansancio no tiene por qué estar ligado a la actividad física intensa o a la laboral. Incluso actividades simples pueden resultar más pesadas de lo normal.
Además, se puede notar el cansancio tanto a nivel físico como mental. En el primer caso, se produce una sensación de debilidad muscular o de falta de vigor general, que en ocasiones es molesta. Mientras, en el segundo, se presenta como somnolencia, dificultad para mantener la atención o lentitud en los procesos de pensamiento. Aunque estos síntomas suelen ser leves, su persistencia puede afectar la productividad y el bienestar diario, que llega a generar una sensación de desmotivación.
Debilidad física
En muchos casos, las actividades que antes se realizaban sin problemas, como subir unas escaleras o cargar objetos, ahora resultan más difíciles. Tal sensación no implica que se padezca algún problema de salud subyacente. Cabe recordar que, ante el cambio de estación, nuestro cuerpo se encuentra en un proceso de adaptación que llevará un tiempo.
Es común sentir que la debilidad física va acompañada de fatiga muscular y sensación de pesadez en las extremidades. Lo normal es notar que la energía se agota más rápido de lo habitual y que el cuerpo necesita más pausas o momentos de descanso para recuperarse. Aunque suele ser un fenómeno temporal, puede generar molestias y afectar la rutina diaria si no se reconoce y gestiona de forma adecuada.
Alteraciones del apetito
Durante esta etapa, se puede experimentar un aumento del apetito, con mayor necesidad de consumir alimentos ricos en carbohidratos y calorías, aunque también, por contra, se pueden reducir las ganas de comer, tener una sensación de saciedad más rápida o desinterés por ciertos alimentos que antes se consumían con normalidad.
Estos cambios en el apetito se vinculan con las variaciones estacionales y la influencia de factores como la disminución de la luz solar, que afecta los ritmos biológicos y la regulación de hormonas relacionadas con el hambre y la saciedad. A la hora de enfrentarse a esta alteración, modificar la rutina alimentaria es una buena solución.
Irritabilidad
Otro efecto común de la astenia es la irritabilidad. Se manifiesta como una sensibilidad emocional y dificultad para mantener la calma ante situaciones que no deberían generar malestar. Puede que nos frustremos o enfademos con mayor rapidez, incluso si se trata de un pequeño contratiempo o un estímulo cotidiano.
Las modificaciones de los ritmos circadianos pueden ser los responsables de este cambio. Esto se debe a que influyen en la producción de neurotransmisores y hormonas del estado de ánimo. Si existe una variación en su segregación, se amplifica la susceptibilidad emocional, lo que hará que controlar las emociones sea un poco más difícil.
Somnolencia
Por último, la somnolencia que provoca la astenia se caracteriza por un aumento de la necesidad de dormir o la sensación de sueño constante a lo largo del día. Puede que nos cueste mantenernos despiertos en actividades rutinarias, como trabajar, estudiar o incluso conducir, a pesar de haber dormido las horas recomendadas durante la noche.
¿Qué provoca este síntoma? Como ocurre con otros, la producción de la hormona encargada de regular el ciclo sueño-vigilia no es la adecuada. Lo que lleva a que tengamos una mayor somnolencia, que se muestra con especial fuerza durante las primeras semanas de la estación. Asimismo, la sensación de sueño puede ir acompañada de lentitud en la concentración, disminución de la atención y letargia general.
¿Cuáles son sus orígenes?
La astenia otoñal tiene su origen en la manera en que el organismo se adapta a los cambios propios de la estación de otoño. Este estado de decaimiento temporal está vinculado a factores fisiológicos y ambientales que afectan tanto al cuerpo como a la mente. Uno de los elementos centrales en su origen es la modificación de la luz solar, que disminuye de forma progresiva tras el verano. Tal reducción de luminosidad altera los ritmos circadianos, los ciclos internos que regulan el sueño, la vigilia y diversas funciones hormonales.
Entre las hormonas más afectadas destaca la melatonina, que se encarga de regular los ciclos de sueño y vigilia. Con menos horas de luz, su producción puede aumentar, lo que provoca somnolencia y sensación de letargo durante el día. Por otro lado, la serotonina, neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo y la energía, puede verse disminuida. Así, contribuye a incrementar los sentimientos de apatía, irritabilidad y falta de motivación.
Esta combinación de factores hormonales y neuroquímicos explica en gran medida la aparición de los síntomas típicos de la astenia otoñal, como cansancio, debilidad física, alteraciones del apetito, irritabilidad y somnolencia.
Más allá de los factores biológicos, el cambio del clima y la adaptación del organismo a temperaturas más bajas también influyen en el origen de la astenia otoñal. La necesidad de ajustar el metabolismo y el gasto energético para mantener la temperatura corporal puede generar una sensación de fatiga adicional. Al final, la combinación de tantos factores hace que el cuerpo responda con un estado de menor vitalidad que remitirá una vez se adapte a la nueva estación.
¿Cuánto puede durar?
Al ser un fenómeno temporal, es normal que nos preguntemos cuánto puede durar. Por desgracia no hay una respuesta contundente, ya que el tiempo de adaptación del cuerpo varía de una persona a otra. Sin embargo, el decaimiento del estado de ánimo se empieza a manifestar al inicio del otoño. Es en este momento cuando la disminución de la luz solar se acentúa, al igual que ocurre con el frío.
Una vez pasado el inicio, la astenia se manifiesta a lo largo de dos a cuatro semanas, aunque existen casos en los que llega a las seis. Las variables que afectan al desarrollo del fenómeno son muy amplias y varían de una persona a otra.
En términos generales, aquellas personas que más rápido se adaptan son las que tienen unas rutinas bien establecidas. También se exponen a suficiente luz natural y sus hábitos son saludables. Por el contrario, si nuestros hábitos son irregulares, sea de sueño o alimentación, tardaremos una mayor cantidad de tiempo en superar la astenia.
Debemos tener en cuenta, además, que la adaptación del cuerpo es gradual. Sin importar cuáles sean nuestros hábitos, los ritmos circadianos se irán ajustando poco a poco hasta alcanzar un nuevo equilibrio. En ese momento, el metabolismo y la producción de neurotransmisores estará calibrado para las condiciones ambientales tanto del otoño como del invierno.
Así que, conviene tomarse con calma el fenómeno y que no nos alarmemos por sus síntomas. Existen diferentes claves para afrontar la astenia, que servirán para superar la llegada del otoño con optimismo y sin que repercuta en nuestro trabajo. De este modo, disfrutararemos de todo lo que ofrece la estación sin que se haga muy cuesta arriba.
En definitiva, cuidar de la salud laboral debe incluir aceptar que el cuerpo cambia y se adapta. Pasar de una estación a otra implica una serie de ajustes que se notan en el comportamiento, el temperamento o en el estado emocional. Por tanto, conviene encajarlos de manera positiva, no desvirtuarlos y mucho menos magnificarlos.
No te pierdas las novedades para cuidar de la salud de tu empresa
Suscríbete a nuestra newsletter y recibe en tu correo consejos y recomendaciones para cuidar de la salud de las personas de tu empresa.
Artículos relacionados
Déficit de vitamina D en otoño e invierno: quién debe suplementarse
La importancia de la vitamina D crece al llegar el otoño y el invierno. Al acortarse a los días, la […]
Cuidado de los ojos en invierno para evitar el ojo seco
El cuidado de los ojos debe aumentarse durante el invierno. La llegada de la nueva estación trae consigo diferentes factores […]
Seguridad y ergonomía con frío
La salud se resiente de manera negativa en entornos fríos. Ya sea por la llegada del invierno o al interactuar […]